7/17/2009 01:17:00 p. m.

Bienvenidos a tierra quemada

l'Humanité

Translated vendredi 17 juillet 2009, par Elvira Hdez.

En Châtellerault, los 366 trabajadores de Fabris, empresa en liquidación judicial, contraatacan : amenazan con destruir las existencias de la fábrica si Renault y PSA no les conceden una prima de 30.000 euros.

Todo va estupendamente, señor presidente. A finales de marzo Nicolas Sarkozy visitó Châtellerault. Mientras recitaba su monólogo sobre las “medidas que el gobierno ha adoptado para hacer frente a la crisis”, se impedía a los miles de manifestantes que se acercaran al lugar. Entre ellos se encontraban los centenares de trabajadores metalúrgicos de Fabris, fabricante de componentes perteneciente, al igual que SBFM y Rencast, al conglomerado italiano Zen, actualmente en concurso judicial. Ese día se disolvió de forma preventiva la manifestación con gases lacrimógenos. El 2 de julio pasado Stéphan de Bossoreille de Ribou, recién nombrado comisario regional para la reindustrialización, visitó las instalaciones del subcontratista de Renault y PSA, que se halla desde mediados de junio en liquidación judicial. El ambiente era cordial : “ni gritos, ni abucheos, ni insultos”, según informó el periódico local. Por su parte, el representante del gobierno puso cara de no haber visto ninguna de las máquinas en llamas colocadas a la entrada del recinto.

Desde hace cinco semanas, entre 150 y 200 obreros (de un total de 366) siguen ocupando su antigua fábrica. Día y noche se relevan por grupos, como cuando trabajaban en medio de un ruido infernal. Hoy, en cambio, matan el tiempo en silencio, sólo algún grito de victoria durante una partida de cartas o un brindis rompen la calma. En los pasillos de su aletargada fábrica, unas sombras deambulan alrededor de su “tesoro de guerra”, más de 50.000 colectores de escape para Renault y PSA que los trabajadores en lucha entregarían a cambio de una prima “supralegal” de 30.000 euros por persona. De noche, cuando la oscuridad se cierne sobre la zona industrial, los improvisados leñadores van talando uno a uno los álamos que rodean la fábrica. Otros trabajadores instalan teatralmente bombonas de gas sobre los tejados. Una vieja camioneta cubierta de pintadas reivindicativas arde sobre el césped. De resto, señor presidente, todo va como la seda : el jueves los trabajadores aceptaron en asamblea general aplazar hasta el 31 de julio el ultimátum que inicialmente habían fijado en el día 15 (consultar L’Humanité del 10 de julio) y en caso de que no se llegue a un acuerdo, se plantean volar por los aires la fábrica.

Y es que los trabajadores metalúrgicos de Fabris ven el futuro muy negro y no les faltan los motivos : están despedidos, la mayoría no está en paro, sino que ha suscrito el CTP (“contrato de transición profesional”) que consiste en un subsidio durante 12 meses y el acompañamiento en la búsqueda de empleo, fórmula que el gobierno ha desplegado en regiones como Châtellerault, con una elevada tasa de desempleo y especialmente afectada por la crisis. En una de las zonas de descanso de los talleres, uno de los obreros afirma indignado : “Todo estaba previsto. El 16 de junio el tribunal de comercio tramitaba la liquidación judicial y al día siguiente ya se estaban enviando las cartas de despido. Ahora nos dan el CTP, pero luego ¿qué hacemos ? Ni siquiera se toman la molestia de fingir que nos garantizarán un puesto de trabajo en doce meses. Tienen un año para borrarnos del mapa. Guy Eyermann, delegado sindical de CGT y miembro del comité de empresa de Fabris, se bebe de un trago su café y exclama : “Incluso el gobernador nos ha dicho que el CTP sólo es una indemnización algo mejor que el paro. Yo voy a firmar este contrato, porque para poder criticar bien la mierda te tiene que llegar hasta el cuello… pero dentro de un año, cuando no tengamos trabajo, ¡nos van a oír !”

Mientras tanto, Fabris intenta arrancar a los constructores franceses PSA y Renault la promesa de una prima como ya consiguió Rencast. Christian Paupineau, delegado de personal de CGT y que trabaja desde hace 29 años en la fábrica, comenta : “Aparentemente Sarkozy lucha contra la desindustrialización, pero sólo es una fachada. Lo que hoy está sucediendo en el sector automovilístico, aunque no lo veamos, es equiparable al desmantelamiento textil y siderúrgico. Sabemos quiénes son los responsables : los que dan las órdenes. PSA y Renault nos han dejado tirados a pesar de la gran suma de dinero público que han recibido. Mientras firman documentos en los que prometen que ayudarán a los fabricantes, por debajo de la mesa están financiando los despidos. Durante años nos han maltratado : han ido eliminando poco a poco las escasas mejoras que hayamos podido lograr y ahora han dictado la ley hasta consumar nuestra ejecución”. De forma anónima, un antiguo directivo de Fabris confiesa : “Había por lo menos un candidato que parecía fiable para el traspaso, pero los constructores presionaron para que en el último minuto retirara su propuesta ante el tribunal. En esta época de crisis, Renault y PSA están reestructurando toda la producción. Administran el derecho a la vida o a la muerte de los fabricantes y lo utilizan sin ningún escrúpulo. Tras reclamarnos una disminución de la productividad de un 3% anual, ahora nos entierran”.

Víctimas de esta política de tierra quemada, los 366 trabajadores del fabricante de componentes de automóvil de Châtellerault observan los buitres que sobrevuelan la fábrica. Hace unos días, en el recorrido de una manifestación hasta la subdelegación descubrieron con estupor el precio de uno de los colectores que fabrican : 265 euros. Apoyado sobre las cajas de piezas fabricadas, Christian Paupineau y Guy Eyermann comentan : “Nosotros comprábamos las unidades provenientes de la fundición por 6 euros y después de trabajarlas en Fabris revendíamos cada pieza por 9 euros. ¡La pasta está en las cajas fuertes de Renault y de PSA, allí es donde tenemos que ir a reclamar !” Después de una primera visita a la sede de Peugeot en Poissy el martes pasado, los trabajadores de Fabris acudirán a Renault en Boulogne-Billancourt el próximo jueves. Por ahora todo va de perlas.

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