8/31/2009 04:10:00 p. m.

El Ejército colombiano está penetrado por el narcotráfico y carcomido por la corrupción

Omar Montilla

Quienes integran la cúpula militar colombiana se jactan de tener el Ejército más “poderoso” de la región [1], al que hacen aparecer como invencible en una eventual confrontación con Venezuela, cuya Fuerza Armada, si bien no tiene la cuantía de personal que exhiben nuestros vecinos, está profundamente comprometida con la nueva realidad de nuestro país. Por la cantidad de hombres bajo las armas y por su dotación proporcionada por los EEUU, esa maquinaria de guerra se equipara a la del Brasil, un país con más de 8 millones de Kms2 y una población superior a los 200 millones de habitantes.

La oligarquía colombiana trata de amedrentar a nuestros soldados, se burlan de ellos, los hacen aparecer como minusválidos, y en esta matriz de opinión le siguen dócilmente los dirigentes de la oposición vendepatria que tenemos en Venezuela. Los he oído decir que en caso de una confrontación militar, es tanto el poder que exhiben los colombianos, que en tres días, a lo sumo los tendríamos esperando pacientemente en San Juan de Los Morros y en San Felipe, que las guarniciones de Valencia y Maracay se entreguen sin combatir. Esperan entrar a Caracas como lo hicieron los españoles. Pero bueno es recordar que ante el inevitable avance de José Tomás Boves y su Ejército hacia la capital, Bolívar decide la emigración de la población al Oriente, y los caraqueños obedecen y abandonan la ciudad el 7 de julio de 1814. Miles de personas toman el camino de Chacao, custodiados por sólo 1.200 soldados, cuyo mando confió el Libertador a Leandro Palacios y a Carlos Soublette. El historiador realista Heredia relata que: [2] «El camino de Chacao estuvo todo el día cubierto de una columna de gente de todas las edades, que huían despavoridas, a pie cargando cada cual con lo que podía, de las cuales casi todas perecieron en el viaje al rigor de cuantas calamidades pueden imaginarse. Al día siguiente llegó a Caracas la vanguardia española, con órdenes de Boves de no dejar patriota vivo.

Ello sería la consecuencia “lógica” de la toma por parte de tropas colombianas de las ciudades de Maracaibo y Barquisimeto, la destrucción del Complejo Refinador de Paraguaná, el más grande del mundo, donde se refinan cerca de 1 millón de barriles diarios de petróleo crudo, cuya gasolina la exportamos en cantidad sustancial a los EEUU., y por supuesto la voladura de oleoductos, depósitos de combustible, plantas eléctricas, del puente sobre el Lago de Maracaibo, etc., etc.

Generalmente obvian tomar en cuenta que quedan algunos “bolsones de resistencia” como son Los Andes, Guayana y Oriente. Dan por sentado que penetrarían en dos “oleadas ofensivas” por Apure y el Zulia, con los resultados hipotéticos ya enunciados. Nunca se han atrevido a decir que ocuparían los Andes venezolanos, que Guayana sería una fácil presa y que el Oriente sea algo que merezca la pena siquiera mencionar. En esta simple y explicable ecuación radica toda la debilidad de ese “plan” y de los resultados desastrosos que les esperan a los enemigos del proceso bolivariano.

Porque no se trataría del choque de los Ejércitos de dos países. No. Se trataría del encuentro de dos sistemas económicos y políticos con partidarios, justo es reconocerlo, en ambos lados de las fronteras. Se trataría simplemente de confrontar al Imperio a través de una claque militar enquistada en el vecino país que se cree omnipotente, superpoderosa, una suerte de Israel latinoamericano.

Un tigre de papel

Ese gigante militar no ha podido derrotar en más de 50 años de combates a un grupo guerrillero, al que han jurado exterminar tantas veces como años tiene la guerra civil desatada en Colombia. Un Ejército guerrillero que comenzó con un puñado de hombres, al frente de los cuales estuvieron Jacobo Arenas y Manuel Marulanda, que en un momento dicen que llegó a tener más de 20 mil combatientes, y que hoy se habría “reducido” a sólo 8 mil. La proporción entre el Ejército regular y las FARC sería de 50 a 1, y a pesar de este desbalance casi risible, no han podido derrotarlos, mucho menos ocupar el territorio en poder de esa guerrilla. Con estos magros resultados en su guerra interna pretenden asustar a los herederos de las glorias de Bolívar.

El Ejército de Colombia se lució violando la soberanía de Ecuador, bombardeando el campamento que ocasionalmente usaba Raúl Reyes, dándole muerte junto a un grupo de personas, algunos de ellos no combatientes. Para esta “colosal hazaña militar” fueron asesorados y ayudados logísticamente por los gringos, se valieron de la nocturnidad y de nula custodia que Ecuador tenía en esa frontera. Así cualquiera…

Conocida también fue la suerte que corrieron los soldados colombianos en la guerra de Corea, donde fueron a combatir en un conflicto del cual no tenían ni la más remota idea. El resultado fue el esperado: en las primeras de cambio fueron barridos.

Ahora, para seguir mendigando la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con EEUU, soldados colombianos irán a regar con su sangre el desierto de Afganistán, cuya geografía le es tan ajena como lejana. Ese Ejército que no ha podido combatir el narcotráfico de cocaína, al amparo del cual embarcaron a nuestros queridos hermanos en el llamado “Plan Colombia”, que tantas desgracias le ha traído a ese país, ahora se enfrentará al narcotráfico de heroína. Resulta asaz curioso que los principales productores mundiales de cocaína y heroína, apadrinados por el principal consumidor de esas drogas, libren guerras tan costosas y con unos resultados particularmente desastrosos, como es el caso de Afganistán.

¿Tendrán una remota idea los soldados colombianos que combatirán en Afganistán, de quiénes son los talibanes y por qué razones son combatidos por los EEUU? ¿Sabrán que ese conflicto, lejos de tener una solución a corto o mediano plazo, inevitablemente se extenderá hasta Pakistán, país que actualmente es blanco de los bombardeos por aviones no tripulados con sede en Afganistán? Álvaro Uribe ha expresado su voluntad de convertir a Colombia en el único país latinoamericano que contribuirá a la ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad de Afganistán) a cambio del reconocimiento de sus amos para una nueva reelección y a la firma del TLC.

El Ejército colombiano, lejos de ser una fuerza combativa, está desmoralizado, penetrado por el narcotráfico, los paramilitares y, no es de dudarlo, por elementos de las FARC. Es una fuerza que en sus altos mandos prevalece el lucro desmedido, afán por la riqueza fácil, y que para lograr ascensos y recompensas económicas, recurren a los más bajos y censurables expedientes como son el narcotráfico y los llamados “falsos positivos”. Han desarrollado, eso sí, métodos crueles y de particular violencia contra los indefensos, en quienes descargan sus más bajos instintos.

Entre los objetivos del Ejército colombiano están los de combatir el “terrorismo”, pero pese en esa intención, está plenamente demostrado que el Ejército colombiano ha proporcionado apoyo a los paramilitares, evidenciado en las masacres de Mapiripán, en el cual se asesinaron cuarenta civiles y de El Aro donde 15 campesinos fueron asesinados; incursionaron en el territorio ecuatoriano durante la operación en la que se dio muerte a Raúl Reyes; han participado en la desaparición de civiles durante la toma del Palacio de Justicia; han conformado grupos armados ilegales denominados Autodefensas Campesinas posteriormente conocidas como Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que tuvieron su origen en una organización llamada “Convivir” , creada por el actual presidente Álvaro Uribe, y materializadas mediante el apoyo de oficiales y suboficiales activos y retirados, quienes son especialistas en combate de contraguerrilla, asalto y aerotransportes; como miembros activos, o como asesores y preparadores.

La revista The Economist señala:

“Debido a la guerra antiterrorista que desarrolla las fuerzas armadas colombianas desde hace 40 años estos se han fortalecido de una manera magistral…, haciendo que el Ejército se convierta en uno de los mejores del mundo, con mucha experiencia, preparación, inteligencia, ayudas tácticas y modernas dadas por EUA.. Tropas de otros países vienen a Colombia a prepararse como fuerzas especiales o grupos Jungla de la Policía”. Según un informe publicado por el diario El Tiempo, en abril del 2006, a partir de ese año el Ejército de la oligarquía colombiana, por medio de su Industria Militar, Indumil, quedó como único fabricante de los fusiles Galil en el mundo, llegando incluso a ser un producto de exportación del Ejército de ocupación.” [3]

Los mandos medios y los soldados del Ejército colombiano desconfían de esa cúpula podrida y corrupta que se ha adueñado de las Fuerzas Armadas de Colombia, la misma que sueña con los más irresponsables planes para agredir a Venezuela. Son tantas las atrocidades cometidas por el Ejército colombiano contra la población civil que han motivado una investigación por parte del relator de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales Philip Alston [4] quien ha declarado que:

“… los asesinatos de jóvenes civiles en varias regiones de Colombia fueron "una práctica sistemática" de las fuerzas de seguridad, las cuales alegaban que eran guerrilleros muertos en combate. El problema de los falsos positivos -asesinatos de civiles por las autoridades- resultó de una práctica sistemática en el seno del Ejército", ha remarcado Alston durante la presentación de un informe preliminar sobre ejecuciones extrajudiciales en Colombia que será elevado al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra. La expresión falsos positivos brinda una suerte de aura técnica para describir una práctica que se caracterizaría mejor como el asesinato a sangre fría y premeditado de civiles inocentes, con fines de beneficio […] el desafío ahora consiste en que el Ejército reconozca la extensión del problema y tome todas las medidas necesarias para castigar a los responsables y también que se pueda prevenir "una reincidencia".

Además de lo antes expuesto, el mismo señor Alston ha denunciado “…que ha habido un "hostigamiento sistemático" por parte de los militares hacia los supervivientes de esos actos y sus familiares.

Joaquim Ibarz, corresponsal en América Latina del diario “La Vanguardia” de España escribió [5]:

En septiembre de 2008, en el depósito de cadáveres de Ocaña, a 610 kilómetros al norte de Bogotá, no cabían los cadáveres de jóvenes sin identificar. Semanas después, el presidente Álvaro Uribe calificó a esos muertos como delincuentes "que no estaban precisamente recogiendo café en una finca". Eran muchachos con edades entre 17 y 32 años, muchos desempleados, algunos trabajaban en construcción o mecánica, había quien tenía antecedentes de consumidor de droga. Chicos de origen humilde que vivían en Soacha, una población marginal aledaña a la capital colombiana; 19 desaparecieron sin dejar rastro. Apenas dos días después, el Ejército informó que habían muerto en combate en Ocaña. En realidad, fueron asesinados por los propios militares para demostrar que eran buenos cumplidores de la política de Seguridad Democrática que impulsa el presidente Uribe. En premio a su eficacia, lograban ascensos y recompensas. Reclutadores pagados por el Ejército los llevaban engañados a zonas con presencia guerrillera; una vez indicaban su ubicación, los militares los mataban y y exhibían como trofeos de guerra. Canallada de tal calibre sólo era posible por el sistema de recompensas de la presidencia. Aunque los falsos positivos causaron debate y consternación en Colombia, este capítulo horrible del conflicto interno colombiano ha pasado casi desapercibido en el exterior. En jerga militar las bajas de guerrilleros se llaman positivos, y es baremo de eficacia bélica. Las muertes de varones civiles, presentados como guerrilleros abatidos en combate, se pretendieron tapar con este eufemismo. Algunos oficiales mataban u ordenaban matar a chicos inocentes para mejorar su hoja de servicios y, por esta vía, obtener ascensos en su carrera. En más de una ocasión se asesinó simplemente por unos días de permiso.

El narcotráfico y los militares dominan la escena política y económica en Colombia. En dieciséis departamentos se han identificado las denominadas estructuras emergentes de los paramilitares, apenas cuatro años después de la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). La Organización de Estados Americanos (OEA), en un último informe, advirtió que el país está en riesgo de caer "en una profundización de la influencia del paramilitarismo asociada al narcotráfico". Esas estructuras sólo pueden existir con la anuencia de la cúpula militar, que permite además la exportación de la droga hacia su mercado natural: los EEUU. [6]

El Ejército protege al narcotráfico como fiel aliado que es de la burguesía colombiana, quien maneja el dinero proveniente de esa actividad y los invierte en el sector financiero. Esta alianza permite a los agentes del narcotráfico penetrar en la esfera política, tal como lo hacen en el ámbito económico. Está demostrado que el llamado Cartel de Cali ha financiado campañas presidenciales y que un Congreso mayoritariamente ligado al narcotráfico se hace la vista gorda con estas denuncias. Este escándalo político y narcoparamilitar dio lugar a la apertura de lo que se denominó Proceso 8000. Son cerca de 100 los congresistas que hasta este momento han estado presos o investigados por su vinculación con el narcotráfico. Cerca de 200 mil hectáreas están sembradas de coca y amapola, los EEUU han instalado radares, bases militares, armas sofisticadas, rocían cultivos con sustancias nocivas para la salud, utilizan espionaje satelital, pero en lugar de disminuir, la producción aumenta año por año. ¿Hay alguna explicación lógica?

Hay que resumir diciendo que en los fines inmediatos que persigue el Ejército colombiano han fracasado rotundamente: en la lucha contra la guerrilla, contra el narcotráfico y el terrorismo, y con ese Ejército plagado de miserias el Imperio pretende someter a nuestro país. Hay que recordar que en Venezuela viven millones de colombianos que han huido de su país, unos por razones económicas y otros como refugiados, víctimas de esa guerra desatada contra el pueblo. La cúpula militar confía en que esos refugiados se les unirían en caso de una invasión a Venezuela, pero el resultado será el contrario porque en nuestro país han encontrado, primero la paz, y luego protección, identidad, alfabetización, trabajo, salud, educación, en fin, han encontrado todas las cosas más elementales que la oligarquía les ha negado en su propio país.

Vengan por lana…

La invasión aeroterrestre de Venezuela por el Zulia y Apure no es tan sencilla como la pintan. Por supuesto que no estoy al tanto de los planes operativos defensivos con los que contamos para esas regiones. Sólo me basta saber que nuestros soldados no son mochos, que están adiestrados para el combate, que están amparados en una nueva doctrina militar y que en todo caso disponemos de planes ofensivos que se harán efectivos mucho antes que los aspirantes a invasores puedan poner en marcha sus deseos de conquista. Para la destrucción de los blancos petroleros de Falcón cuentan con la eventual protección de fuerzas aeronavales de los EEUU, que no estarían de acuerdo en destruir las refinerías de petróleo que tanta falta le hacen, y por las cuales desataron la cruenta guerra de Irak. Seguramente han leído "El Arte de la Guerra" del general chino Sun Tzu, que recomienda: “Generalmente, la mejor política en la guerra es tomar un estado intacto”.

Descartada la destrucción de la industria petrolera el objetivo será tratar de aniquilar a nuestra Fuerza Armada para que no estemos en capacidad de recuperarla, que sería el leitmotiv de esta eventual guerra, y como bien lo dice Sun Tzu: “De este modo, lo que es de máxima importancia en la guerra es atacar la estrategia del enemigo. Lo segundo mejor es romper sus alianzas mediante la diplomacia. En tercer lugar viene atacar a su Ejército. Y la peor de todas las estrategias es atacar ciudades”

Seguramente el Ejército colombiano está envalentonado con el asesoramiento que recibe de los israelíes. Me ha llamado mucho la atención las reiteradas denuncias de Israel acerca de la presencia de “elementos” de Hezbollah en el Zulia y más concretamente en la Guajira. Estas denuncias obedecen a que el servicio secreto de Israel, el Mossad ha observado detenidamente el despliegue defensivo de nuestra Fuerza Armada en el occidente del país y se han asombrado de la calidad de tal sistema, que sin haber entrado en una fase de crítica de un eventual conflicto armado, muestran un potencial que ellos no se esperaban. No tienen menos que deducir que nuestra Fuerza Armada estaría asesorada a su vez por Hezbollah.

En un artículo publicado por Thierry Meyssan titulado La derrota de Israel en el Líbano, [7] se cuenta que:

“Lo más sorprendente es que, en 34 días bajo un diluvio de bombas cinco veces superior a la potencia de fuego que arrasó Hiroshima, los libaneses que se quedaron en el sur no cayeron en estado de choque. Tanta resistencia se debe, en primer lugar, a su experiencia anterior de la guerra pero tiene también mucho que ver con su formación y con sus dirigentes, posiblemente también con su fe. Lejos de perder la esperanza, se prepararon para una guerra larga y quedaron sorprendidos por la rapidez de su propia victoria”.

Los israelíes saben muy bien a quién tienen como adversarios, por eso les preocupa que una eventual ofensiva de soldados colombianos recibirían en el Zulia el mismo trato que ellos soportaron en el Líbano:

“Desde el primer día, el intento de penetración de los blindados israelíes fracasó y tuvieron que dar media vuelta, aunque la capacidad de avance rápido ha sido tradicionalmente una de las virtudes de Tzahal [8]. Ese primer fracaso fue interpretado como resultado de un intento prematuro. Los estados mayores estimaron que cuando los bombardeos aéreos hubieran limpiado el camino, las tropas terrestres no tendrían problemas para acabar con los restos de resistencia. Hezbollah era considerado como un grupúsculo terrorista que disponía de 250 ó 500 combatientes con armas sofisticadas. Las declaraciones de Hassan Nasrallah en las que afirmaba que el Partido de Dios contaba con varios miles de combatientes aguerridos y 15.000 reservistas fueron consideradas como fanfarronería. Grave error imputable únicamente a la autointoxicación. No hacía falta un servicio de inteligencia muy complicado para evaluar la situación, sobre todo sabiendo que desde hace años Hezbollah venía organizando visitas de la prensa a sus instalaciones como medida disuasiva. Sin embargo, la retórica de la “guerra contra el terrorismo”, que ve en todo movimiento patriótico un grupúsculo de fanáticos, pasó por encima de una realidad que todos conocían”.

En una eventual penetración del Ejército colombiano en Venezuela, deben saber que no contarán con la ayuda de los EEUU, porque desde hace años los gringos han renunciado a la ofensiva terrestre. Se bastan con su poderío aeronaval, más que nada con aviones no tripulados para no exponer al personal en el combate, al que rehuyen. Israel lo pensaría dos veces antes de permitirse una aventura tan lejana de su territorio. No olvidan que en una aventura similar fueron vapuleados por un ejército que en la teoría lucía muy inferior al Tzahal:

“La magnitud de la derrota es considerable. Israel parece haber perdido en todos los ámbitos: estratégico, operativo y táctico. Nada de lo que probó dio resultados. El poder aéreo fracasó, como siempre lo hace contra un enemigo que no tiene que maniobrar operacionalmente, o incluso moverse tácticamente en la mayor parte de los casos. Fracasaron los intentos de bloqueo de Líbano y de cortar así los suministros de Hezbolah; sus alijos de armas resultaron ser abundantes. Peor todavía, el ataque terrestre dentro de Líbano fracasó. Israel capturó poco terreno y pagó caro cuando lo logró. Además, no puede conservar lo que capturó; si la diplomacia no lo obliga a retirarse, Hezbolah lo expulsará, como lo hizo anteriormente. La alternativa es una úlcera sangrante que nunca se cerrará. Sin embargo, esos fracasos sólo representan el comienzo de la magnitud de la derrota de Israel. Mientras el líder de Hezbolah, el jeque Hassan Nasralá, es ahora un héroe islámico, Olmert se ha convertido en una pechuga hervida en la charca en ebullición que es la política israelí. El cese al fuego en Líbano permitirá que los equipos de camarógrafos transmitan al mundo la extensión de la destrucción, con aún más daño para la imagen de Israel. La estrategia del “muro” de Israel para encarar a los palestinos ha sido deshecha; los cohetes de Hamas pueden volar por sobre un muro con la misma facilidad con la que los cohetes de Hezbolah han volado sobre la frontera septentrional de Israel.” [9]

Más costosa sería una penetración por los llanos de Apure. A las dificultades de un terreno plano, se unen el discurrir de muchos ríos, que se convierten en defensas naturales. Ese territorio escasamente poblado se convertiría en una tumba nada heroica para las tropas invasoras. Nos basta con recordar los trabajos que pasó el señor general don Pablo Morillo en los llanos venezolanos a manos de los guerreros de Páez.

Desoyendo los consejos del señor Sun Tzu, Israel incurrió en excesos que la revista The Economist, citada en la publicación “El Socialista”, [10] señala:

El único “éxito” militar israelí fue destruir gran parte de la infraestructura y 17.000 viviendas libanesas, obligar a un millón de civiles libaneses a escapar de sus casas, pero nunca pudo doblegar ni hacer retroceder a la milicia de Hezbollah. La resolución 1701 de la ONU, que puso fin a la guerra de 32 días, solo se dictó cuando el ejército invasor israelí había tenido fuertes pérdidas y estaba totalmente empantanado, sin haber podido conquistar firmemente ninguna porción del territorio libanés. Ese fue el motivo por el cual Estados Unidos bajó el pulgar para la resolución que establece que tropas de la ONU ocupen el sur del Líbano y reclaman el desarme de Hezbollah.

Mientras Israel dijo que había perdido algunas decenas de soldados, comenzaron a trascender noticias e incluso un informe “confidencial” diplomático que da cuenta de que sus pérdidas sumaron 343 soldados muertos, 617 heridos, que ascendió a 118 la cifra de tanques Mercava –supuestamente los más poderosos del mundo- destruidos por los combatientes de Hezbollah. Esto explica el empantanamiento militar de Israel y la bronca de sus soldados.

Estas pérdidas no anulan por cierto la capacidad militar israelí, alimentada por una inmensa ayuda yanqui, pero sí daña seriamente su moral basada en una supuesta “invencibilidad”. La guerra, y sobre todo la posguerra, mostraron del lado israelí a un ejército en crisis. Las manifestaciones de soldados reservistas, ni bien fueron desmovilizados, acusando al gobierno, son su más clara expresión.

Ni lo intenten

El Ejército venezolano sólo ha traspasado sus fronteras para defender la soberanía de nuestros pueblos y esto lo saben hasta los niños. Gracias a las luchas de nuestros antepasados, soldados venezolanos, llegaron a ser presidentes en Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Santander no quiso acompañar al Libertador en la campaña del Sur, y prefirió quedarse intrigando en Bogotá, saboteando los planes de Simón Bolívar, lo que le impidió llegar hasta el río de la Plata; así como también los planes de libertar a Cuba y Puerto Rico. Para tratar de calmar las eventuales objeciones a las que siempre era afecto Santander, Bolívar le dice: “Este negocio bien conducido puede producir un gran efecto. Si los españoles se obstinaren, Sucre puede ir a una parte, y Páez a otra, porque ambos están animados del mismo deseo. Los españoles, para nosotros, ya no son peligrosos, en tanto que los ingleses lo son mucho, porque son omnipotentes; y son terribles. Con respecto a La Habana, nos conviene decir a España, que si no hace la paz, pronto estará privada de sus dos grandes islas.” Bolívar ya había dispuesto que las fuerzas expedicionarias estuvieran bajo las órdenes de Antonio José de Sucre para Cuba y de José Antonio Páez para Puerto Rico.

Nuestros soldados no son ostentosos, no practican métodos crueles, pero están decididos. Gracias a la Nueva Doctrina Militar Bolivariana, nuestras fuerzas militares tienen un añadido extra del que carecen nuestros pares colombianos [11]. Nuestra milicia no está penetrada por el narcotráfico, no tenemos paramilitares, no existe la corrupción generalizada que se observa en la cúpula militar colombiana, ni tenemos un conflicto interno, una suerte de retaguardia que carcome la estructura de las fuerzas militares. Otras ventajas no estamos en capacidad de revelarlas. Sólo un consejo: ni lo intenten.

Les queda el expediente de la guerra silenciosa, la llamada de Cuarta Generación y que ya está en marcha, y la instalación de 7 bases militares de los EEUU. Pero estos son temas que trataremos en otra oportunidad.

Notas

[1] El Ejército de Colombia está “… compuesto por unos 450 mil hombres, si tomamos como base las declaraciones del viceministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, cuando explica lo del gasto público militar que dio a entender que el crecimiento del Ejército de ocupación durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez había sido a un ritmo del 35 por ciento anual, hoy en el 2008, podemos sin temor a equivocarnos calcular que el total de efectivos del Ejército de ocupación llega a unos 550 mil, comparados con los que se dice tiene hoy la guerrilla, unos 20 mil, a pesar de que Uribe trate de engañar diciendo que se ha rendido 8 mil. Debemos tener muy en cuenta que las Fuerzas Armadas de la oligarquía colombiana, después de las de Egipto y las de Israel, son el Ejército del mundo que más se han financiado con recursos, capacitación y tecnología del imperio y que es el tercer receptor de “ayuda” militar del imperio.”

http://www.ejercitos.tv/general/ejercito-colombiano-uno-de-los-ejercitos-mas-grandes-del-mundo.htmm

[2] Efemérides Venezolanas: “Boves obligó a desalojar la Capital. Casi toda la población, atemorizada, abandonó la ciudad para buscar refugio en el Oriente y las Antillas”.

http://www.efemeridesvenezolanas.com/html/emigracion.htm

[3] También se señala que “El ejército de la oligarquía colombiana no está solo pensado y diseñado por el imperio para combatir a la población de Colombia. Está pensado, entrenado y fortalecido como una punta de lanza del proyecto imperialista para América Latina y, en especial, en el punto de mira de este proyecto está el gobierno bolivariano de Chávez, el Ecuador, Bolivia y Nicaragua.”

http://www.ejercitos.tv/general/ejercito-colombiano-uno-de-los-ejercitos-mas-grandes-del-mundo.htm

[4] Línea Capital: El relator de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales Philip Alston ha declarado este jueves que los asesinatos de jóvenes civiles en varias regiones de Colombia fueron "una práctica sistemática" de las fuerzas de seguridad, las cuales alegaban que eran guerrilleros muertos en combate.

http://www.lineacapital.com.ar/?noticia=440466

[5] El autor relata también que “La fiscalía investiga a más de 1.000 miembros de la fuerza pública involucrados en estos homicidios; al Ejército se le atribuye el 72% de las muertes. Hasta el momento hay 547 militares detenidos por ejecuciones extrajudiciales; 60 ya han sido condenados, al igual que cinco agentes de la policía política DAS. Entre los que están entre rejas se cuentan coroneles y comandantes de guarniciones de distintos puntos del país. El escándalo de los falsos positivos y los millares de asesinatos cometidos por grupos de extrema derecha no son patrañas propaladas por las guerrillas narcobandoleras de las FARC ni por los carteles de la droga, que configuran la encrucijada de violencia que desangra a Colombia. Hay que tener presente que cerca de un centenar de legisladores –la mayoría incondicionales de Uribe- están presos o procesados por haber dado financiamiento y apoyo político a bandas de paramilitares responsables de matanzas atroces.”

http://www.ernestojustiniano.org/2009/06/inseguridad-democrtica-en-colombia/

[6] Grupos criminales ligados a narcotráfico y paramilitarismo tienen copada media Colombia de nuevo. Publicación del diario “El Tiempo” de Bogotá:

http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-3640414

[7] Publicado en “La Página de Omar Montilla”:

http://lapaginademontilla.blogspot.com/2009/01/la-derrota-de-israel-en-el-lbano.htmll

[8] El Tzahal (Tzva Hagana Leisrael) es el Ejército de defensa de Israel, las FDI, que fueron fundadas en 1948. Son una de las fuerzas armadas con mayor entrenamiento combativo en el mundo, habiendo tenido que intervenir en cinco guerras importantes. Sus principales tareas incluyen consolidar los arreglos de paz; garantizar la seguridad global en la Margen Occidental y la Franja de Gaza, territorios palestinos ocupados, cercados y amurallados; luchar contra el terrorismo, tanto dentro de Israel como más allá de sus fronteras.

[9] Ver: http://www.webislam.com/default.asp?idt=5553

[10] La derrota de Israel: Cada día que pasa queda más claro que el Estado de Israel fue derrotado militar y políticamente en la guerra del Líbano. Mientras en Israel miles de soldados reservistas manifiestan contra el gobierno de Olmert, acusándolo de la derrota, en Líbano Hezbollah es inmensamente popular, incluso entre la población cristiana y sunnita en las que antes no tenía influencia.

http://www.izquierdasocialista.org.ar/cgi-bin/elsocialista.cgi?es=042&nota=22

[11] Hay videos reveladores acerca de la conducta criminal de Álvaro Uribe, que pueden ser vistos en:

a. http://dotsub.com/view/c9216eeb-3487-47eb-8d95-17354bfc058e

b. http://technorati.com/videos/youtube.com%2Fwatch%3Fv%3DP76V3zBmgnY

Textos confiables de esa misma conducta pueden ser leídos en:

a. Revista Newsweek: http://www.newsweek.com/id/54770

b. Revista Voltaire.net: http://www.voltairenet.org/article123800.html

c. En la publicación del The National secuirity Archive U.S. intelligence listed colombian president Uribe among
"Important colombian narco-traffickers" in 1991

0 comentarios: